Resumen:
En Cancún y la Riviera Maya es usual que las cadenas hoteleras utilicen esquemas de contratación en donde se elige para la recepción a las “chicas bonitas del bajío”, para el mantenimiento o albañilería a “los chiapanecos” y para el área de limpieza y cocina a los “mayas de la península”. El panorama se adereza con los puestos directivos, ocupados por personas provenientes del país de origen de la cadena hotelera1 –que suelen ser mayoritariamente españoles y de sexo masculino (Blázquez et ál., 2011)–. La situación contrasta con el perfil de los huéspedes, en su mayoría turistas internacionales, que llegan de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido (Sedetur, 2020).
La inserción de trabajadores mayas en los últimos lugares de la jerarquía laboral hotelera de la Riviera Maya podría ser fácilmente explicada dada la falta experiencia, formación académica, dominio del inglés, etcétera. Parecería entonces que con tan sólo “echarle ganas” sería posible la movilidad laboral hacia puestos que permitiesen mejores condiciones de vida. Esto no ocurre así. Y no ha ocurrido así desde hace mucho tiempo. Ya sea como peones en haciendas henequeneras, peones en la explotación del chicle, albañiles en los grandes complejos hoteleros o empleados en los mismos. Los bajos salarios y duras condiciones laborales son la regla. ¿Por qué sucede así? Esta investigación propone se gesta una lógica que legitima la desigualdad a partir de la racialización de la jerarquía laboral, en dónde la población maya es colocada en los últimos escalafones. En Latinoamérica, persiste el imaginario que asocia al indígena como servil, una lógica de subordinación que forma parte de la estructura social colonial. El orden colonial marcó una incorporación desigual en la división social del trabajo según las diferencias étnico-raciales y sexuales, lo indígena fue inferiorizado frente a lo hispano/occidental (Cumes, 2012; Grosfoguel, 2022; Quijano, 2014). La tesis propone que esta forma de organización social sigue vigente y obtiene nuevos matices con el auge del consumo global del ocio, objetivado en la expansión de cadenas hoteleras transnacionales.