Resumen:
Si bien la clave de TLCAN no radica en la educación, la enseñanza del inglés abrió
las fronteras para que el intercambio cultural y económico fuera más preciso y
directo. Gracias a ello, surgen políticas lingüísticas a favor del inglés como segunda
lengua, no obstante, la distribución sólo llegaba a nivel primaria.