Resumen:
Los crocodílidos son considerados como un grupo clave ecológicamente
hablando debido a su efecto positivo sobre el ambiente, ya que por su actividad
mantienen la estructura y función de los ecosistemas fluviales, controlan las
poblaciones de algunas especies de peces, reciclan nutrientes y mantienen la
humedad durante las épocas de sequía en áreas específicas de ríos y canales
donde construyen refugios (Meffe y Carroll, 1994; Ross, 1998). Son los mayores
depredadores en su hábitat al llegar a la edad adulta, sin embargo, su sobrevivencia
está siendo amenazada tanto por factores ambientales como por disturbios
antrópicos, siendo estos últimos los que han ocasionado la destrucción y pérdida de
su hábitat (Thorbjarnarson et al., 2006). Por otro lado, los cocodrilos son
considerados por algunas personas especies perjudiciales para el hombre, lo que
en muchos casos favorece su cacería (Álvarez del Toro y Sigler, 2001).
En la actualidad se reconocen 25 especies de crocodílidos en el mundo. De
estas especies, 14 pertenecen a la familia Crocodylidae (conocidos como
cocodrilos), 10 a la familia Alligatoridae (conocidos como caimanes) y una a la
familia Gavialidae (conocidos como gaviales) (Uetz, 1996). En el Continente
Americano y en El Caribe existen 11 representantes de las familias Alligatoridae y
Crocodylidae. Concretamente en México habitan tres especies: una especie de
caimán, Caiman crocodilus y dos de cocodrilos, Crocodylus moreletii y Crocodylus
acutus (Sigler, 2002).
Crocodylus acutus (cocodrilo americano) es una especie de tamaño
importante alcanzando longitudes de cinco a seis metros, aunque es raro encontrar
“Zonas potenciales de anidación de Crocodylus acutus en México”
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individuos de más de cuatro metros (Thorbjarnarson, 1989). Es el de mayor
distribución de los cocodrilos del Nuevo Mundo presentándose desde el extremo sur
de Florida, a lo largo de la costa del Atlántico y del Pacífico sur de México, América
Central y el norte de América del Sur, así como en las islas caribeñas de Cuba,
Jamaica y La Española (Thorbjarnarson, 2010). En México está presente
principalmente a lo largo de la costa del Pacífico, en los estados de Sinaloa, Nayarit,
Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas; aunque también existen
poblaciones en la costa del Golfo de México y la península de Yucatán, en los
estados de Veracruz, Yucatán y Quintana Roo. Está presente en humedales, ríos
caudalosos, lagos y lagunas profundas y posiblemente se le puede encontrar tanto
en pantanos, aguas salobres y saladas, como en lagunas costeras, esteros,
marismas, canales, manglares e incluso en las costas y mar
Víctor Hugo Muñoz Mora
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la disminución de sus poblaciones y posible eliminación del medio natural, ya que,
se trafica con su piel y se le captura por ser atractivo como elemento ornamental o
mascota (SEMARNAT, 2010). Además de ésta problemática, los cocodrilos tiene un
bajo éxito reproductivo, vinculado con la posible infertilidad de los huevos, la
depredación, las temperaturas extremas, los huracanes que provocan inundación y
pérdida de nidos, las condiciones de humedad y la erosión de las zonas de
anidación, que son factores adversos que afectan el éxito de anidación y de eclosión
(Mazzotti, 1999).
Otros factores que ponen en riesgo a la especie son la fragmentación y
destrucción de su hábitat y la perturbación de las áreas de anidación por parte del
ser humano, ya que se sabe que existe cierta fidelidad de las hembras por los sitios
de anidación, y se ha observado que cuando el sitio sufre algún disturbio éstas lo
abandonan (Casas-Andreu, 2003). Crocodylus acutus puede construir nidos tipo
montículo o tipo hueco, siendo este último el más común (Casas-Andreu, 2003).
Esta especie puede también anidar de manera gregaria, como se observó en Jalisco
y Cuba (Alonso-Tabet et al., 2000; Valtierra-Azotla, 2007), donde las hembras
seleccionan áreas elevadas, protegidas del viento y mareas, para evitar el riesgo de
inundación, incrementando el éxito de la eclosión.
La etapa de anidación es la más vulnerable para ésta especie en su ciclo de
vida, por lo cual es primordial protegerla en esta fase crítica, en este sentido, en
principio es necesario identificar donde se encuentran los sitios de anidación, pues
pocas han sido las zonas propicias para ello que se han registrado a lo largo de la
distribución de Crocodylus acutus (Cedeño-Vázquez et al., 2006).
“Zonas potenciales de anidación de Crocodylus acutus en México”
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De esta manera, es evidente la importancia que tiene la protección de las áreas
de anidación del cocodrilo americano, el conocimiento sobre éstas contribuirá para
definir el tipo de manejo que se debe de implementar en poblaciones determinadas
para poder conservar a la especie, siendo así más probable la permanencia de ésta
es su hábitat. Estas medidas se justifican de manera amplia en diferentes campos
de interés social relacionados con la ecología, economía, cultura e investigación
científica (SEMARNAT, 2010).
El surgimiento de nuevas técnicas estadísticas, herramientas SIG (sistemas
de información geográfica) y el desarrollo de modelos de distribución de hábitat han
aumentado rápidamente en el campo de los estudios ecológicos. También una
amplia gama de modelos han sido desarrollados para cubrir aspectos como la
biogeografía, biología de la conservación, paleoecología, estudios sobre el cambio
climático y de hábitat o el manejo de las especies (Araújo y Guisan, 2006).
Los modelos de nicho ecológico son herramientas que brindan una posibilidad
de identificar las áreas de anidación de C. acutus. Estos se basan en relaciones
entre los factores ambientales y la distribución de las especies (Guisan y
Zimmermann, 2000).
Estas herramientas son de gran ayuda al trabajar a gran escala o con varias
especies contemporáneamente, reducen el costo y tiempo de investigación además
de que pueden representar la base para posteriores estudios a menor escala.
Algunas de las aplicaciones de los modelos son, hacer planificación de áreas
naturales protegidas, manejo de especies invasoras o programas de reintroducción,
evaluar el cambio de uso de suelo y el cambio en la distribución de las especies
(Guisan y Zimmermann, 2000).