Resumen:
La actuación de las grandes transnacionales en la actualidad conlleva una serie de conflictos por la confrontación de intereses comunitarios con los que el capital desarrolla en las comunidades bajo el auspicio de los gobiernos locales, lo que acentúa las desigualdades y supone, para las capas populares, una degradación continua de sus condiciones de vida (Garnier, 2006). En México la industria cementera y su práctica de incineración de residuos (Vargas y Vilella, 2013) ha generado diversos problemas ambientales y afectaciones a la salud humana, que ha llevado a algunas comunidades afectadas a organizarse en oposición a la forma en que estas empresas opera, exigiendo la reparación de los daños y una operación responsable de las mismas (Carrasco y Vargas, 2015). Existen en el país seis comunidades en las que se han gestado movimientos sociales que reivindican el derecho a la salud y un medio ambiente sano. Un ejemplo es el municipio surgido en el municipio de Apaxco, Estado de México, quienes además han encontrado formas de autogestión de los desechos para evitar que estos sean incinerados en la planta cementera Holcim ubicada en su municipio.