Resumen:
El 15 de abril de 2011 una comunidad indígena de la meseta purépecha michoacana decidió levantarse en contra de las condiciones de crisis, violencia y humillación a la que habían estado sometidos durante años. En aquella comunidad, conocida como Cherán Keri y rodeada por frondosos bosques, el partido político gobernante aliado del crimen organizado y de los talamontes permitió durante años la sobre explotación de los bosques, así como la presencia criminal en el municipio. Ello empujó a la comunidad a un umbral de violencia, desapariciones, secuestros, extorsiones, en la que sólo podían ser espectadores de su propia destrucción. Hundidos en aquella crisis, las mujeres, acompañadas de algunos/as jóvenes, decidieron arriesgar sus vidas para enfrentar y expulsar a aquellos que eran responsables por dicha crisis: talamontes, crimen organizado y autoridades estatales. A partir de aquel momento, una nueva etapa comunitaria se desarrollaría. Esta lucha abriría las puertas a un nuevo horizonte indeterminado, caracterizado por una profunda politización, así como de la reintroducción de la cultura purépecha en la vida cotidiana. Como comunidad indígena inmersa en la vida nacional y los procesos de globalización, pero con la particularidad de autogobernarse y autogestionarse bajo usos y costumbres, Cherán representa un caso icónico de lucha por autonomismo y de renegociación de condiciones bajo las cuales convivir con un Estado-nacional moderno y capitalista. Toda esta singularidad se ha construido a partir de las experiencias históricas de violencia y autonomismo, pero además, es un proceso social donde infancias y juventudes han jugado un papel central en la reproducción de resistencias frente a las violencias directas, la tradición local, pero también como agentes que empujan transformaciones culturales y sociales. A pesar de que los factores ambientales son altamente considerados como determinantes en la construcción de percepciones, valores y sentidos, los posicionamientos ortodoxos suelen reducir al infante y al/la joven como un ser que adopta –más no transgrede– las determinaciones estructurales que le son heredadas y con las cuales construye sus identidades. No obstante, este trabajo pretende describir así como comprender la serie de mediaciones que sujetan a las infancias y juventudes cheranenses, pero igualmente interpretar las formas en las que dichas mediaciones están siendo dinamizadas, es decir, reproducidas o agrietadas por la propia expresividad infantil y juvenil. Para tal objetivo, se ha considerado la inestabilidad, la contradicción, la afirmación y negación de distintas “costumbres” no como características propias de estos grupos etarios, sino como algo propio del sujeto en la sociedad capitalista. La investigación, ligada al momento histórico que se vive actualmente en Cherán, y reconociendo en la subjetivación política un nomadismo dinámico, tiene como límite temporal el propio presente. La rebeldía cheranense trajo consigo la posibilidad de abrir el futuro, así como la imposibilidad de determinarlo. En tanto que el autonomismo permanece abierto, sujeto a su propia supervivencia, lo propio sucede con las subjetividades, que se abren ante un abanico de posibilidades culturales, políticas y sociales derivadas de la intersección entre modernidad, indigenismo, Estado, capitalismo y comunalidad. Por ello, las determinaciones del marxismo ortodoxo resultan insuficientes para comprender el dinamismo político que se evidencia aquí, y por tanto, el marxismo abierto ofrece herramientas importantes para interpretar las maneras en que las violencias resultan un fin del capitalismo en sí mismo. Con el marxismo abierto se propondrá que las posibilidades de su agrietamientos dependen de la reconsideración civilizatoria en la que distintas normalidades capitalistas, como la sobreexplotación del bosque, sean impugnadas subjetiva y materialmente, imprimiendo antagonismo frente a los procesos del capital.