Resumen:
Las demandas de la ciudad contemporánea están profundamente vinculadas a los retos que plantea el crecimiento urbano acelerado, la presión demográfica y las transformaciones económicas y sociales. Entre estas demandas, el espacio público se destaca como un elemento crucial para la convivencia ciudadana, el esparcimiento y la cohesión social.
En una época de creciente urbanización, la gestión y creación de espacios públicos de calidad es esencial para fomentar una vida urbana más inclusiva y equitativa, permitiendo que los habitantes de diferentes sectores sociales interactúen en ambientes comunes. (ONU, 2021)
Otro aspecto fundamental es la movilidad urbana, que implica la necesidad de desarrollar sistemas de transporte más eficientes, sostenibles e inclusivos. En las ciudades contemporáneas, la congestión vehicular y la dependencia del automóvil privado han generado desafíos considerables, no solo en términos de tiempo perdido y estrés, sino también en cuanto a su impacto ambiental. (Serrano, 2018)
Así, la promoción de modos de transporte alternativos, como el uso de bicicletas, el transporte público de alta capacidad y la infraestructura peatonal, se presenta como una demanda clave para mejorar la calidad de vida en las ciudades.
La contaminación ambiental, en particular la relacionada con el aire y el agua, también constituye una demanda urgente en el contexto urbano. Las ciudades contemporáneas, al concentrar grandes cantidades de población, industrias y vehículos, generan una enorme presión sobre los recursos naturales y los ecosistemas. La lucha contra la contaminación requiere políticas públicas que regulen las emisiones, incentiven el uso de energías limpias y promuevan una gestión más sostenible de los residuos. (ONU, 2021)