Resumen:
El estudio tiene como propósito conocer, a través de una revisión sistemática de investigaciones previas, el impacto del confinamiento provocado por el COVID-19 sobre la conducta alimentaria, la depresión, el estrés y la ansiedad en los adultos. El 31 de diciembre de 2019 se identificaron 27 casos de neumonía en la ciudad de Wuhan, China. El 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (oms) declaró que el brote chino de COVID-19 era una emergencia de salud pública internacional que presentaba un alto riesgo para los países con sistemas de salud vulnerables. Este es uno de los pocos momentos en los que la humanidad ha tenido que lidiar con un virus que nos hizo cuestionar cómo se organiza la sociedad, cómo nos relacionamos con los demás y cómo trabajamos. Las medidas de encierro han tenido un gran impacto en la vida cotidiana, a menudo asociadas con una influencia negativa en el bienestar psicológico. Estas circunstancias han exasperado una serie de condiciones como el agotamiento emocional, irritabilidad, ansiedad, aumento de la ira, síntomas depresivos y estrés postraumático; además, han alterado los hábitos alimentarios, los de compra y una nutrición inequitativa. El COVID-19 puede tener consecuencias graves para la salud pública. La evidencia sugiere que existen estudios en los adultos sobre el alcance del confinamiento por el COVID-19 en la conducta alimentaria, la depresión, el estrés y la ansiedad en países de Europa, Asia y América; en México es limitada la información, es por ello, y partiendo de trabajos previos, que se realiza este capítulo con la finalidad de conocer el impacto en los adultos de estos países