Resumen:
Todos los seres vivos dependemos de los bienes naturales que nos otorga el planeta Tierra, su desperdicio y explotación derivan en la pérdida de la biodiversidad y cambios climáticos, lo que hace obligatorio reconsiderar el sistema económico en el que estamos inmersos para asegurar una calidad de vida aceptable para los que actualmente vivimos en esta extraña roca azul llamada “planeta Tierra” y las generaciones futuras. El actual sistema capitalista —entendido como un método económico basado en la propiedad privada de los medios de producción y en la libertad de mercado—1 que rige el globo e involucra la utilización inmoderada, la transformación, el agotamiento y el desecho de recursos naturales finitos a costa de cualquier desgaste, que ha traído como consecuencia la respectiva crisis ambiental; la promesa de una mejor calidad de vida y que mientras más riqueza mayor bienestar, se ha hecho realidad sólo para unos cuantos, y se ha convertido en una falacia para la mayoría de los seres vivos —plantas, animales y personas—, que han visto contaminadas las aguas, la tala de bosques, la disminución de selvas, la pérdida de hábitat y la deforestación continua que provoca calentamiento global, con el consiguiente riesgo de una crisis ambiental, comprometiendo toda vida en la Tierra